lunes, 6 de julio de 2015

El hide de Can Teixó




Si hay algo realmente difícil de observar en su hábitat en este país, son los mamíferos. Obligados por la presión humana, la mayoría de especies ha ido trasladando su actividad a las horas nocturnas o crepusculares. Se han convertido en seres tan escurridizos que a veces la única manera de detectar su presencia en nuestros bosques es mediante la observación de sus huellas, restos de alimentación o las entradas a sus madrigueras.

Esta semana no escribiré sobre ninguna especie en concreto, prefiero contar mi experiencia en una instalación que me sorprendió muy gratamente: el hide de Can Teixó (Casa del Tejón), de Naturaprop.

Este hide (u observatorio) es una de las poquísimas excepciones a los hides de aves que podemos encontrar fácilmente en casi cualquier punto de nuestra geografía. Lo habitual es encontrar hides dedicados a aves rapaces, carroñeras o a aves forestales. Cuando hablamos de buscar mamíferos nocturnos en libertad y en su hábitat, la cosa se complica.



Qué es y dónde está
Naturaprop lo componen tres apasionados de la naturaleza que un día dijeron "por qué no?". El primero, Esteve Ginabreda, es ingeniero técnico electrónico, y se encarga de todo el montaje de luces, sensores y cámaras. Toni Llobet es un gran ilustrador y autor de libros y guías de naturaleza, y Xavier Puig es biólogo especialista en quirópteros.

El hide se encuentra en el bosque de Can Vidal, una explotación ganadera donde además podemos encontrar un alojamiento rural donde descansar en contacto directo con la naturaleza.

Entre Girona y Banyoles, en el pequeño pueblo de Sant Esteve de Guialbes es donde encontraremos la instalación, a algo más de una hora de camino desde Barcelona.

Además del hide de Can Teixó, muy cerca tienen el de Ca l'Astor (Casa del Azor), aunque éste no lo he probado... de momento.



Cómo funciona
Tenemos varias opciones a elegir según el tiempo que estemos dispuestos a estar dentro y lo que esperemos ver:

- Diurna: mañana o tarde (sirva éste vídeo como una pequeña muestra de los visitantes diurnos del hide)
- Anochecer: desde la tarde hasta aproximadamente medianoche, dependiendo de la presencia de animales. 
- Nocturna: tarde, toda la noche y mañana siguiente (ésta es la que disfruté y la que recomiendo)

También ofrecen la posibilidad de estancia nocturna en el hide y habitación en Mas Vidal para poder descansar en condiciones y reanudar las observaciones por la mañana.

Aunque el hide es amplio y cómodo, la estancia nocturna puede ser un poco dura (quince horas en mi caso), por lo que ésta opción es más recomendable para fotógrafos y observadores experimentados. En caso de necesidad, también tienen dos camas plegables, aunque no será fácil dormir sabiendo lo que puede pasar fuera en cualquier momento...



Lo que realmente llama la atención de este hide es la instalación (trabajadísima) de los sensores y el sistema de iluminación que se activa automáticamente cuando detecta la presencia de un animal. Incluso han puesto un despertador que te avisa si se encienden las luces mientras echas una cabezadita. También es posible regular la intensidad de la luz desde el interior del hide según necesidad, sea para fotografiar o simplemente para observar.


Especies a observar
Aquí viene la parte más interesante... la lista de visitantes habituales es enorme, y aunque a veces puede fallar alguno (recordemos que se trata de animales en libertad), la estancia no defrauda. En mi caso, pude disfrutar de la presencia de:

- Tejón (Meles meles) - 2 ejemplares
- Ardilla roja (Sciurus vulgaris) - al menos 2 ejemplares
- Arrendajo (Garrulus glandarius) - al menos 2 ejemplares
- Pico picapinos (Dendrocops major)
- Carbonero común (Parus major) - al menos tres adultos y 8 juveniles recién salidos del nido
- Cárabo común (Strix aluco) - un ejemplar de noche y de lejos. Tenían nido cerca del hide.
- Petirrojo europeo (Erithacus rubecula) - un adulto y un juvenil
- Mirlo común (Turdus merula) - mínimo un macho y una hembra
- Pinzón vulgar (Fringilla coellebs) - al menos una pareja
- Gorrión común (Passer domesticus) / Gorrión molinero (Passer montanus) - varios ejemplares de ambas especies
- Chochín común (Troglodytes troglodytes) - un ejemplar se dejó ver fugazmente por la mañana
- Agateador europeo (Certhia brachydactyla) - un ejemplar. Había un nido justo al lado del hide al que incluso habían colocado una webcam, pero ya estaba vacío.
- Paloma torcaz (Columba palumbus)
- Herrerillo capuchino (Parus cristatus) - mínimo dos ejemplares
- Herrerillo común (Cyanistes caeruleus)
- Estornino pinto (Sturnus vulgaris)
- un ratoncillo también asomó la cabeza, pero no me dio tiempo a identificarlo

Aunque en esa ocasión fallaron, también visitan habitualmente el hide:
- Zorro (Vulpes vulpes)
- Gineta (Genetta genetta) - posiblemente ahuyentada por los Cárabos, ya que según me comentó Esteve, no la dejaban acercarse mucho.
- otras aves forestales como el Picogordo, el Ruiseñor, el Mito, Currucas o Verderón.


Aproximadamente entré a las 19:30 (no pude llegar antes) y hasta las 21:00 estuve entretenido con las idas y venidas de las Ardillas y los Arrendajos, mientras una o dos nidadas de Carbonero se volvían locas con los cacahuetes que Esteve les había dejado en un comedero. El Agateador, Mirlos y Petirrojos también hicieron acto de presencia, y alguno aprovechó para darse un bañito de última hora.

Cuando pasaban exactamente 21 segundos de las 10 de la noche, apareció el primer Tejón, un abuelete al que le faltaba una oreja y le habían pegado un mordisco en la otra. Hizo una rápida aparición de dos minutos y volvió al cabo de media hora para estar, esta vez sí, 30 minutos rebuscando en los alrededores del hide la comida que Esteve había repartido estratégicamente. 
Sobre las 23:30 apareció otro ejemplar más joven y más atrevido que se acercó a menos de un palmo de la ventana. Estuvo aproximadamente 15 minutos, lo que fotográficamente hablando, da para mucho...
Hacia la 1:15 volvió a aparecer "el abuelo", esta vez más tranquilo... mucho más tranquilo: pude disfrutar de su presencia durante una hora. Tiempo de sobras para dejar la cámara a un lado y disfrutar del espectáculo.

En algún momento sobre las 4 de la mañana, cuando empezaba a dar alguna cabezada, se encendieron las luces pero no había ningún bicho a la vista. Resultó que un Cárabo pasó volando, activó los sensores y se posó en un árbol lejos del alcance de los focos.

A las 6 de la mañana, puntuales como un reloj, hicieron acto de presencia los Arrendajos, y poco después les siguieron las Ardillas, los Carboneros, Mirlos, Picapinos... en un continuo ir y venir buscando comida y, lo más entretenido y estético, bañándose en la charca.




Fotografía
Las condiciones no son fáciles, todo hay que decirlo. En la época en que fui (el 6 de junio, coincidiendo con la final de la Champions), a la hora que llegué apenas había luz natural (toda la instalación está en sombra, en medio del bosque) y por la mañana el sol directo empezaba a dar hacia las nueve.

Por la noche, el montaje de luces cumple perfectamente su función, tirando de ISO alta y velocidades de obturación relativamente bajas (el Tejón no es un bicho precisamente rápido de movimientos) es posible obtener muy buenas fotos, controlando el balance de blancos de nuestra cámara. 

No se necesitan grandes teleobjetivos para el Tejón, la mayoría de fotos las hice con el 70-200, incluso alguna con el 100mm macro aprovechando su mayor luminosidad (f/2,8). Para los pájaros pequeños como los Carboneros sí que es interesante disponer al menos de un 400mm, cuanto más luminoso mejor, porque a velocidades tan bajas más de una foto sale movida.




Por si fuera poco con su propio montaje, también te dan la opción de colocar tus flashes para obtener resultados más "personales". En mi caso preferí no utilizarlos y aprovechar sus luces, pero la próxima vez iré cargado con tres o cuatro flashes, pensando sobretodo en las aves de última hora de la tarde y primera de la mañana.


Conclusión
100% recomendable. Pienso repetir en cuanto pueda, a ver si esta vez la Gineta se decide a aparecer, ahora que el nido de los Cárabos está vacío.

La visita a este hide es muy recomendable a fotógrafos, observadores y amantes de la naturaleza en general, pero también a familias que quieran enseñar a sus hijos una pequeña muestra de toda la vida que hay en el bosque, para que aprendan a respetarlo desde bien pequeños. Eso sí, recordemos otra vez que se trata de animales salvajes y que es imprescindible hacer los mínimos movimientos y el menor ruido posible si no queremos asustarlos y que se marchen.

Recomiendo visitar su web, disfrutar con las fotos de su galería y hacerles una visita, seguro que no te arrepentirás.



Personalmente, me encanta esta iniciativa de la gente de Naturaprop, ya que es así como todos deberíamos disfrutar de los animales, sobretodo los niños: en su hábitat y con sus comportamientos normales, no encerrados tras los barrotes de un zoo, privados de lo más importante: su libertad.

4 comentarios:

  1. Que hide más guapo, las fotos del tejón son una pasada. Me pilla un poco lejos pero ya me gustaría visitarlo. Un abrazo desde Cantabria.

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  2. Pues sí Germán, la verdad es que es una pasada... sobretodo por poder verlo en directo, sin necesidad de montar barreras IR y rezar para que aparezca/funcione/salgan bien... si algún día vienes por aquí, te lo recomiendo!

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  3. Jo hi aniré un dia, fa temps que li tinc l'ull posat jeje. Per mi dedicar hores i hores a observar en un mateix lloc no és cap problema! Ho faig sovint al Delta del Llobregat, Aiguamolls de l'Empordà,...

    Bon post!!

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