lunes, 9 de marzo de 2015

Paloma Torcaz (Columba palumbus)




EL PROTAGONISTA
La Paloma Torcaz es la paloma más grande que podemos encontrar en la Península Ibérica. Con unos 40cm de longitud y una envergadura de hasta 80cm, es el peso pesado de la familia Columbidae.

La cabeza es relativamente pequeña en comparación con el cuerpo, de plumaje gris azulado en su parte superior y alas. En el cuello tiene unas manchas blancas características rodeadas por plumas de un aspecto metálico, con reflejos verdosos y violetas. La parte inferior es gris con tonos rosados, y la cola acaba en una franja negra. En vuelo, se pueden distinguir claramente unas franjas blancas en la parte superior de las alas.



Con un aspecto de haberse pasado en el gimnasio, el pecho alberga los fuertes músculos que mueven sus alas.
1/1000seg, f/5,6 e ISO 500

En general, se trata de un ave de bosque, que podemos encontrar todo el año en la Península. Vive y se reproduce en zonas arboladas, bajando a menudo al suelo a alimentarse de semillas, brotes y pequeños insectos. Es muy común verlas alimentándose en grupo en zonas de cultivo y grandes espacios abiertos, siempre atentas a cualquier peligro.

Aunque se trata de un ave extremadamente desconfiada y temerosa del hombre (y con razón), cada vez es más frecuente encontrarla en ciudad. Además, en invierno, a la población residente de unas 240.000 parejas, se unen 2-3 millones de ejemplares procedentes del centro y norte de Europa.

Realiza una o dos puestas anuales, entre marzo y septiembre. La puesta es de uno o dos huevos que los padres se turnarán para incubar con gran puntualidad. El nido es una sencilla plataforma de ramas cubiertas de hojas. Durante los primeros días de vida, los padres alimentan a los pollos con la llamada "leche de buche (o de paloma)", una secreción a base de células epiteliales "modificadas" del buche, alta en proteínas y lípidos. Los pichones pueden volar al cabo de unos 25 días.






CONSERVACIÓN
La Paloma Torcaz es un ave muy desconfiada, ya que es un componente básico en la dieta de otros animales, como el Azor, el Zorro o incluso la Gineta, entre otros. Además, es una especie tradicionalmente muy ligada a la caza, tanto legal como furtiva.

En un paseo por el bosque, es muy común escuchar un fuerte aleteo que las delata antes incluso de verlas. En general, al mínimo acercamiento huirá, aunque esté en un árbol a 10 metros sobre el suelo. Los ejemplares que deciden acercarse a la ciudad suelen ser menos temerosos, posiblemente por saber que están relativamente a salvo de los cazadores.

Es posible que alguien sin experiencia la confunda con otras palomas, como la Zurita (Columba oenas) o la Bravía (Columba livia), o incluso con la doméstica (que tiene más en común con la Bravía). En caso de duda, el tamaño es nuestra mejor ayuda: la Torcaz es mucho más grande que cualquiera de las otras.





Se trata de un ave abundante, y con su población en crecimiento, por lo que no recibe ningún tratamiento especial. De todas formas, los ejemplares que cruzan el Pirineo desde otras zonas de Europa son sometidos a una gran presión por parte de los cazadores, que las capturan a miles. Afortunadamente, se está viendo una tendencia utilizar la ruta costera, más segura, para llegar a sus puntos de invernada en la Península.

Además de liarse a tiros con ellas, otra técnica usada con la excusa de "tradicional", es situarse en atalayas para esperar a las grandes bandadas que cruzan el Pirineo. Cuando se aproximan, los cazadores las asustan para guiarlas a unas redes ocultas, donde las atrapan a millares. Que un sistema sea "tradicional" no implica que sea menos cruel o innecesario, pero prefiero no entrar a hablar sobre la caza, de cualquier tipo.



LA FOTO
Los ejemplares de las cuatro fotos anteriores son una pareja que visitaba el bebedero del hide de Horta de Photo Logistics.
Bajo estas líneas, un ejemplar oculto entre las ramas de un árbol en el PN dels Aiguamolls de l'Empordà. Se trata de una foto sencilla, hecha "a pelo" durante un paseo, en la que se puede apreciar a la Paloma Torcaz en su ambiente. Al estar en una zona de sombra con fuertes contrastes por la luz que pasa entre las hojas, la dificultad fue conseguir una buena exposición, buscando un equilibrio entre una exposición correcta para el protagonista sin llegar a sobreexponer las zonas de luz directa. 1/250seg, f/5,6 e ISO 500.




3 comentarios:

  1. Preciosas fotos César, muy buenas. Lo difícil que era ver hace unos años a las torcaces y parece que ahora se están acostumbrando a la vida entre nosotros, es una pasada. Un abrazo desde Cantabria.

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  2. No hace tanto me sorprendía al ver una por el bosque... hoy tengo a tres que pasan la noche en un pino al lado de mi balcón, jeje... gracias Germán, un saludo

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